domingo, 30 de septiembre de 2007

ESTILISTICA





Analizar una obra literaria consiste en estudiar el fondo y la formar del discurso literario. El análisis del mismo conlleva a escudriñar, qué dice la obra y profundizar en el contenido; en otras palabras, es abordar el fondo y la forma de esa organización de enunciados que conducen al significado y al significante. Los rasgos expresivos que caracterizan la obra literaria, son el motivo principal de su existencia y ésta, a su vez, contribuye a comprender la unidad. Según Lázaro Carreter (1954) señala que en todo escrito se dice algo (fondo) mediante palabras (forma). Pero eso no implica que forma y fondo puedan separarse. Separarlos para su estudio sería tan absurdo como deshacer un tapiz para comprender su trama: obtendríamos como resultado un montón de informes de hilos.
Es evidente que para efectuar el análisis sistemático de una obra es necesario partir de su semántica esencial, de su idea primordial perceptible a primera vista. Por otro lado, se deben considerar a la hora del estudio dos aspectos importantes: el externo (la forma) y el interno (fondo) como se señaló anteriormente. La coherencia de sus elementos constituyentes y la comunicación que entre ellos se establece es la base de la nueva conciencia de un texto literario. Así como la ciencia literaria estudia la forma y el contenido, la estilística en palabras de Bally (1957) es la disciplina crítica moderna que encara la totalidad de elementos que conforman el estilo. Esto significa una evolución sobre los viejos métodos que estudiaban los aspectos externos de la obra, solamente formales y su construcción en el dominio de la retórica. No se consideraba la influencia que, sobre forma y lenguaje, tenía el contenido. Fue Vossier (1957) quien hizo especial hincapié en la lengua hablada, al adscribir el término a la teoría de la expresión de Croce. Desde entonces se valora al individuo, a la exaltación de la capacidad creadora del hombre como respuesta al mundo que lo rodea, por cuanto el escritor representa la realidad de la impresión que en él despiertan las imágenes (impresionismo) o por la sensación íntima y subjetiva que le provocan, quedando así su afectividad incorporada a la realidad representada (expresionismo).
Desde la época grecolatina se comienza a estudiar los recursos artísticos del lenguaje para dar cuenta a la reflexión de la lengua literaria, cuyo uso especial determina la existencia de un estilo. En este sentido, la retórica y la poética codificaron los procedimientos con que el escritor intenta dar a su mensaje una eficacia estética, tanto en la prosa como en la versificación. Para ello, recurre a una serie de tropos o recursos estilísticos que proporcionan al lenguaje literario; estos se utilizan tanto en verso como en la prosa. La corriente estilística como recurso metodológico de análisis literario es importante, Por cuanto hay que darle un reconocimiento a la retórica antigua como la primera fuente. Según Todorov (1975), la retórica emerge en el siglo V a.C en Sicilia y constituye, como disciplina científica, el primer testimonio en la tradición occidental de una reflexión sobre el lenguaje, al cual se le empieza a estudiar como discurso.
En consideración a todo lo descrito anteriormente, Castagnino ( 1965 ) expone que la estilística se funda en el hecho de que pese a todo lo convencional que sea el lenguaje humano como instrumento de comunicación, pese a la necesaria atadura que lo fija a la gramática, a través de aspectos morfológicos y sintácticos, a la codificación retórica, no hay palabras ni giros que usados por individuos distintos sean exactamente iguales, y alcancen idénticos contenidos sea conceptual, emotivo o estético.

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